Su mirada cambió y fue a arrodillarse junto a ella.
- “No eres la misma que solías ser. Solías ser mucho más muchosa. Perdiste tu muchosidad”.
- “No eres la misma que solías ser. Solías ser mucho más muchosa. Perdiste tu muchosidad”.
- “¿Mi muchosidad?”
Y le señaló el corazón.
- “Ahí adentro. Falta algo”.
- “Ahí adentro. Falta algo”.