Oyó que él estaba cerca y prácticamente corrió hacia su encuentro. No la daba tiempo a echarle de menos pero simplemente necesitaba verle una vez más. Inventó cualquier escusa absurda y buscó el mejor camino para llegar a donde estaba él. Un cruce culpable y celoso de miradas, un beso y un fugaz saludo... Y ella sonrió como hacía tiempo que no hacía y no paró de hablar de él en toda la tarde... No pudo negarse lo inevitable.
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