Me gustan los abrazos de mentira; esos que realmente no existen
pero que de tan livianos puedo llevarlos siempre conmigo, sobre mi espalda,
aferrados a mi cuello. A veces me asfixian, no ellos mismos, sino las ganas de
que fueran reales, tal vez un poco más fuertes, menos suaves.
Me gustan los abrazos, en verdad, aunque no reciba muchos, pero
siento que siempre los necesito.
Aunque luego llegase la asfixia, unas manos alrededor de mi cuello
y una muerte fugaz, yo lo aceptaría, me agradaría, me entusiasmaría, sonreiría
por ello. Moriría sonriendo.
Quiero un abrazo.
ya somos dos XD
ResponderEliminarSi vienes te doy uno ;)