Soñaba y soñaba cada noche con él. Se colaba en sus sueños sin
su permiso, y eso era algo que no soportaba. No lo soportaba porque al
despertar se daba cuenta de lo irreal que había sido todo, entonces su corazón
volvía a hacerse añicos otra vez, pero en el fondo estaba deseando que llegara
la hora de irse a dormir; se abrazaba a su almohada, y en silencio preguntaba:
"¿A dónde me llevarás hoy?" Y así dormía tranquila, sonriendo, hasta
que el calor de los primeros rayos de sol se colaban por su ventana,
despertándola... Y entonces era cuando volvía a odiarle...
Me encanta tu blog :) tienes entradas geniales :)
ResponderEliminarMe encanto!
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