martes, 28 de septiembre de 2010

Yo mientras tanto, tirando de tu corazón...

Los días que estuvimos juntos
fueron apenas un instante
en el tiempo infinito
y aunque algún día los olvidemos,
en el fondo de nuestros corazones,
seguirán
brillando...
 

jueves, 23 de septiembre de 2010

Aunque no lo puedas decir, me quieres... a veces

Nos reímos, y seguimos riéndonos así, hablando sin saber muy bien de qué ni por qué. Después decidimos colgar, prometiendo que nos llamaremos mañana. Es una promesa inútil: lo hubiéramos hecho de todos modos. Cuando pierdes tiempo al teléfono, cuando los minutos pasan sin que te des cuenta, cuando las palabras no tienen sentido, cuando piensas que si alguien te escuchara creería que estás loco, cuando ninguno de los dos tiene ganas de colgar, cuando después de que ella ha colgado compruebas que lo haya hecho de verdad, entonces estás perdido. O mejor dicho, estás enamorado, lo que, en realidad, es un poco de lo mismo...

domingo, 19 de septiembre de 2010

Así pasaban todo el día haciendo un pulso cabeza y corazón

A mí la casualidad me persigue, y me ayuda a dibujar corazones.
Tengo un conflicto interior acerca de este tema: mi lado más absurdo cree que se trata de un montón de coincidencias, mi parte más borde afirma que es cuestión de suerte, y mi yo más sensato dice que se llama amor. Sí, supongo que podemos llamarlo amor.

viernes, 17 de septiembre de 2010

Shhhh...

No, no digas nada. Yo hablaré. ¿Me has echado de menos? Porque yo a ti mucho. ¿Eres un verdadero tirano sabes? Me cuesta estar enfadada contigo, pero esta te la guardo. No te hagas ilusiones. Me gustaría hablar pasando del juego... por una vez. ¿Te gusta mi vestido? Se lo he birlado a mi hermana. Tenía este u otro rojo tipo bomba nuclear o algo así... Debí ponerme ese... lo sé. He debido pasarme más o menos tres horas frente al espejo. ¡Pero ha merecido la pena, estoy guapa! Y espero gustarte si no te meto un tortazo. ¡Espera! Shhhh... Por donde iba... El problema es que si me dijeras "me encantas" no podría creérmelo. Ya no se cuando es un juego y cuando es verdad. Estoy perdida. ¡Espera, espera! No he terminado. Dime que me quieres. Dímelo porque yo jamás me atreveré a decírtelo primero. Me daría miedo que pensaras que es un juego.
Sálvame, te lo suplico.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Dreaming my dreams

Cuando parecía que podía tocarte con el corazón, que mis ilusiones completaban tus sueños, que mis dedos podían mezclarse con esas cosas blancas de algodón que hay en tu cielo (¿pueden ser nubes?), que el marrón de mis ojos se mezclaba con el verde de los tuyos y formaban una especie de fiesta de colores,... Justo entonces fue cuando me desperté... Pero los sueños nunca son un desperdicio, por algo se llaman sueños.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Lo que nunca sucedió


Bajé a la orilla y me senté en la arena, donde años atrás había esparcido sus cenizas. La misma luz de aquel día encendió el cielo y sentí su presencia, intensa. Comprendí que ya no podía ni quería huir más. Había vuelto a casa. En sus últimos días prometí que, si ella no podía hacerlo, yo acabaría esta historia. Aquel libro blanco que le regalé me ha acompañado todos estos años. Sus palabras serán las mías. No sé si sabré hacer justicia a mi promesa. A veces dudo de mi memoria y me pregunto si únicamente seré capaz de recordar lo que nunca sucedió. Te llevaste todas las respuestas contigo.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Días rojos


— ¿Conoce usted esos días en los que se ve todo de color rojo?
— ¿Color rojo? querrá decir negro.
—No, se tiene un día negro porque una se engorda o porque ha llovido demasiado, estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué, cuando me pasa lo único que me va bien es coger un taxi e irme a Tiffany's, me calma enseguida la tranquilidad y el aspecto lujoso que tiene, nada malo podría ocurrirme allí.

viernes, 3 de septiembre de 2010

Alguien que cosa disfraces a mis días malos y los convierta en buenos

Quiero... Alguien que cuando me ponga borracha me lleve a casa en brazos. Que me rompa las medias con la boca, y luego me compre otras. Que me haga el amor contra la pared y se meta conmigo en la bañera. Que se pierda conmigo para después rescatarme de laberintos sin sentido. Que saque la espada y me defienda de víboras, pirañas y putas. Alguien que cosa disfraces a mis días malos, y los convierta en buenos. Que no se enfade si no me entiende, ni me entiendo y lo mareo. Que me saque la lengua cuando me ponga tonta y me haga enmudecer. Que no dé por hecho que siempre voy a estar ahí pero que tampoco lo dude. Que no me haga sufrir porque sí, pero que tampoco me venda amor eterno manoseado. Alguien que no pueda caminar conmigo por la calle sin cogerme de la mano. Que no me compre regalos pero que tenga mil detalles de papel. Que no le guste verme llorar y me haga reír hasta cuando no tenga ganas. Que de vez en cuando decida perseguirme en los bares y conocerme otra vez. Que me mire, le mire, y me tiemblen las piernas sin remedio. Alguien que esté loco por mí, y no se le olvide decírmelo los días de resaca. Que si se pone animal, sea sólo en la cama, y me mate a besos por la mañana. Que no se acostumbre a mí y deje de inventar nombres nuevos para despertarme. Que si mira a otra, luego me guiñe un ojo, y se ría de mis celos de hojalata.



Y sobre todo que no tenga que perderme para darse cuenta de que me ha encontrado.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Ya sabrás que invades mis sueños...


Tocaba el cielo con la punta de los dedos, acariciando las estrellas. Caminaba sobre el mar, acariciando la marea. Volaba con sus alas de cristal, dejándolo todo bajo sus pies de arena. Veía películas de amor, y le dolía un hueco en el corazón por algo, dicen, llamado 'amor'. Besaba sapos, intentando encontrar su príncipe azul. Corría bajo la lluvia, abrazando el frío de las noches de enero sin un Tú. Dibujaba su silueta en todos los espejos que encontraba, sin darse cuenta de que era una [bonita] mentira. Quería abrazarse con la Luna, reírse juntas del Sol en invierno porque vivía menos horas. Lloraba a escondidas, consolándose con un perrito de peluche. Sonreía, recordando el sonido de la risa de las mariposas. Formaba corazones con dientes de león, para que el viento se los llevase con menor dificultad. Y, sin embargo, de entre todos sus [mágicos] pasatiempos el que prefería era soñar.