jueves, 5 de abril de 2012

¡Oh Maga!

Llega un momento en qué no sabes cuándo acaba Octubre y dónde empieza Diciembre, y te has comido Noviembre lleno de sensaciones. No sabes hasta qué punto te encuentras (como si tuviésemos alguno) y te inventas trenzas por las que subir y saltar y llenos de pena están. Entonces pasas a un estado a otro, y sin conocer, saltas al vacío. Y borrachos de vida seguimos. Acuérdate de mí, de las miradas en los autobuses, de cómo empecé a leerme Rayuela ¡Oh, Maga! Hasta qué punto has creado magia.
Cuántas veces me habré sentido Oliveira, ¡Cuánta gente habrá gritado su nombre! Recorriendo los dedos por su pelo mientras que sus muslos se estremecían. Y entonces me olvido, no sin antes acordarme del río Bernesga. Aquel día, mirando al frente, te maldecía. Pero a estas alturas, dejo de ser Oliveira. Me pregunto si algún día me verás como... ¡Oh Maga!

Demasiado tarde, siempre, porque aunque hiciéramos tantas veces el amor la felicidad tenía que ser otra cosa, algo quizá más triste que esta paz y este placer, un aire como de unicornio o isla, una caída interminable en la inmovilidad.

Julio Cortázar

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