Aún recuerdo a mi voz quebrada cuando te dijo: 'No te vayas'. Ahora voy a nuestro lugar, a aquel trozo de césped tan mágicamente verde que comparé con tus ojos, y veo un hueco vacío, un Tú ausente, un pequeño trozo de hierba que ni siquiera es ocupado por el aire, porque sabe que si lo hace me enfadaré con él. Aún recuerdo a mis ojos nadando en un mar de lágrimas cuando te estaban gritando: 'No te vayas'. Ahora, te imaginan en cada rincón de mi habitación; te dibujan en cada esquina de mi amor; te sueñan en cada segundo de melancolía; te escriben en cada cuaderno en blanco. Aún recuerdo mi mano sobre la tuya cuando te sujetaba señalándote otro de mis 'No te vayas'. Ahora tengo un vacío en la mano, y otro en el corazón, y cada vez que los veo mi mundo se llena de sombras, de recuerdos, de restos de cariño, de tus miradas encerradas en tarros de miel, de besos tuyos que Papá Noel me dejaba en calcetines, de sueños rotos, de promesas olvidadas, de tu voz susurrándome te quieros multicolores. Me queda el dolor, que me recuerda que todo fue real, que no viví en un sueño.
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